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jueves, 29 de octubre de 2009

La Caricatura Política en la Prensa Mexicana. Etapa Pre Revolucionaria.

La caricatura es un medio de expresión gráfica, dentro de la prensa juega un papel importante, muestra factores ideológicos, personajes celebres y contexto sociopolítico.

El objetivo de esta investigación es obtener una perspectiva sobre la caricatura política mexicana de inicios del siglo XX, reconocer los discursos manejados, los personajes elegidos y los realizadores.

El estudio está divido en: I) Problemática conceptual de caricatura, II) Caricatura y política y III) Caricatura pre revolucionaria, el propósito final es entablar una deliberación sobre: IV) La caricatura como fuente para la investigación histórica.


Problemática conceptual.

Son múltiples las ideas que surgen al pensar sobre la palabra caricatura, una escena en la que se plasman ideas sobre un tema de conocimiento general, la parte literaria es corta o nula y pretenden producir una reacción emotiva y reflexiva en el observador. Hago referencia a un autor para esclarecer el concepto.

“Expresión plástica acerca de personas, ideas o situaciones, que se realizan mediante la escultura, la pintura o el dibujo, con el propósito, unas veces de ridiculizarlas y otras, de hacer énfasis en lo grotesco, irónico o divertido de los rasgos de una fisonomía, una figura o una escena peculiar”.[1]

Si aceptamos que el público tiene reacciones críticas cuando observa una caricatura podemos referirnos a una responsabilidad social, ideas a favor o en contra de un proceso social, político o económico. Una identificación de la problemática en boga.

Pasando del concepto de expresión plástica al ideológico, podemos relacionar a la caricatura con la prensa combativa, con cualidad humorística y formada por el instinto de defensa, por tanto:

“La caricatura toma de lo popular una parte de sus figuras y apunta [tanto] a un público popular como al círculo de iniciados; está hecha por artistas que nada tienen de ingenuos, [y] es portadora de un discurso a veces elaborado […] lejos de reflejar pasivamente un espíritu público, contribuye poderosamente a fabricarlo; es lugar de la creación de un imaginario político”[2]

Hasta este momento, contamos con un concepto técnico e ideológico sobre la caricatura, es claro que las ilustraciones cuentan con una responsabilidad social y educativa, sólo por ser publicadas y se sabe que serán observadas por personas con diferentes perspectivas sobre la temática expuesta. La caricatura construye opinión y criterio.


Caricatura y Política.

La caricatura permite discurrir en una cuestión que inquieta a la sociedad, porque ha sido utilizada como medio informativo y de combate hacia la estructura política y la clase dirigente.

“La caricatura, fiel expresión del sentimiento renovador y del pensamiento político progresista del pueblo mexicano, combatió contra las injusticias y desmanes de las dictaduras, años después de consumada nuestra Independencia; igualmente contra Santa Anna, que contra conservadores y clericales”[3]

La contextualización de Pruneda funciona para argumentar el uso de la caricatura a favor de la expresión de la clase gobernada, ya que son pocos los caricaturistas que han legitimado a un personaje político y su administración. Llama mi atención encontrar en la bibliografía consultada una referencia a José Guadalupe Posada, a quien se le ha considerado dentro de la caricatura combativa, hay caricaturas que enaltecen la figura de Porfirio Díaz y una calavera zapatista (imagen). Esto no pone en duda los fines políticos de la caricatura.

Los personajes son ridiculizados, con el fin que producir una reacción catártica en los lectores, de esta forma la burla ayuda al ser gobernado a considerar su inteligencia o superior a la del dirigente político o social


Caricatura Pre Revolucionaria.

Los inicios de la caricatura en la prensa mexicana datan del siglo XIX, la primer caricatura fue publicada en “El Iris” denominado como periódico crítico – literario, el título fue: “Entre superstición y fanatismo, la feroz tiranía mira sentada, Y con terror y mercenaria espada, doquier siembra el despotismo”[4], el autor fue un litógrafo italiano, Claudio Linati. Desde los inicios de la caricatura mexicana se realizan juicios hacia las acciones gubernamentales, por tanto, la censura de prensa consideró a la caricatura una difamación hacia el régimen dirigente.

Porfirio Díaz durante el gobierno de Manuel González hace una reforma constitucional referente a la libertad de prensa, esto puso en jaque a los caricaturistas satíricos.

“En la constitución de 1857, el artículo 7º que se refiere a la libertad de prensa, establecía en su párrafo final, que los delitos de imprenta serías juzgados por dos jurados: uno para calificar el hecho y otro para aplicar la ley y desiganar la pena. Bajo la inspiración de Díaz […] se hizo una reforma constitucional al artículo 7º, que suprimía los jurados y declaraba competentes a los tribunales para aplicar a los delitos de prensa la legislación penal”[5]

Este hecho fue plasmado en el semanario “El hijo del Ahuizote”, (sig. imagen) publicación que destacó por combatir el régimen porfirista. Los principales caricaturistas fueron: José Ma. Villasana, Santiago Hernández y Daniel Cabrera.

“El Chisme” fue un diario ilustrado y de noticias, su publicación sólo duró un año (1899 – 1900). Como ilustradores destacaron: Francisco J. Garcilaso y José Guadalupe Posada.

“El colmillo Público” a partir de 1903 empezó a publicarse este semanario, calificado como humorístico. El director fue el caricaturista Jesús Martínez Carrión, también se exponían publicaciones de Federico Pérez Hernández y Daniel Cabrera. Posteriormente, Cabrera inició otro proyecto de prensa semanal ilustrada, se llamo “El Ahuizote Jacobino” de línea anti reeleccionista del general Díaz.

“El Diablito Rojo” Semanario obrero de combate, su inicio fue en 1906 y permaneció en el mercado hasta 1910. La edición estuvo a cargo de Ramón Álvarez Soto y el caricaturista principal fue José Guadalupe Posada.

“El Ahuizote” La publicación de este semanario de caricatura política inició dos días después de la renuncia de Porfirio Díaz a la silla presidencial, el objetivo era atacar a la incipiente Revolución. Los caricaturistas: Rafael Lillo, Abrahm Mejía, Flores, Santiago R. de la Vega y García Cabral.


La caricatura como fuente para la investigación histórica.

Las escenas ilustradas y publicadas en la prensa escrita son testigos del contexto social de los personajes representativos y sus acciones llevadas al plano del maniqueísmo. Los reflejos sociales en las caricaturas son subjetivos, ya que las ideas plasmadas son críticas y emotivas.

Utilizar una caricatura como fuente histórica implica una interpretación del hecho, información sobre los personajes dibujados y los cánones morales de una sociedad. Poco se ha realizado sobre la historia de las imágenes, la metodología es incipiente, forma parte de la Nueva Historia.

Realizar un análisis crítico historiográfico es la base para discernir una imagen, de esta forma su uso no sólo será de fuente secundaria. Una crítica litográfica puede ser la base para un complejo estudio y una exquisita disertación.



[1] Pruneda Salvador, La caricatura como arma política, México, INEHRM, 2003, pág. 11.


[2] Barajas Rafael, La historia de un país en caricatura, México, CONACULTA, 2000, pág. 19.

[3] Pruneda Salvador. Óp. Cit. pág. 11.

[4] Rius, Los moneros de México, México, Grijalbo, 2004, pág. 13

[5] Pruneda Salvador. Op Cit. Página 117.

La Prensa escrita en el Porfiriato

En el desarrollo del trabajo se plantearan tres asuntos específicos con el fin de disipar el uso de la prensa escrita para la investigación histórica y cómo las publicaciones han marcado hitos históricos.

El primer punto a desarrollar es el uso de los textos periodísticos como fuentes para estructurar un análisis histórico -estudio de las ideas y acciones del hombre-.

El segundo punto es sobre la relación prensa – poder, principio de muchos gobiernos, pero ¿Puede esto ser aplicado en el gobierno de Porfirio Díaz?

Finalmente, el tercer punto es reconocer la importancia histórica de la publicación de la entrevista Díaz – Creelman.


La prensa escrita como fuente de la Historia.

El periodismo cuenta con diferentes funciones, es un servicio público de información, una industria, un medio publicitario y por tanto una mercancía[1]. Hay dos marcos temporales que se pueden estudiar con los periódicos, el mundo contemporáneo y el pasado.

Para poder escribir sobre un acontecimiento es necesaria la investigación y la observación, hay un acto el interpretativo por parte del lector. Por otro lado, el periodista debe tener respeto absoluto por la verdad, ser incorruptible y sus escritos deben tener un valor edificante y educativo[2].

Lo anterior, sobre la ética del periodista, se puede concretar que la base es la objetividad, para conseguir su validez científica. De esta forma la prensa escrita es una fuente para la escritura de la historia, que exige la veracidad en sus herramientas documentales.

La historiografía es una disciplina que propone la lectura y crítica de lo que se ha escrito sobre la historia, por tanto es un instrumento revisionista y teórico. También, nos puede ofrecer, mediante un exhaustivo análisis la utilidad y verosimilitud de una fuente.

El estado de la cuestión (etapa del estudio historiográfico) sobre una nota periodística, no sólo implica el estudio de la información, hay otros aspectos que deben ser tomados en cuenta para tener una perspectiva sobre la exposición del acontecimiento, por tanto, es importante tener datos sobre el autor, la línea informativa ó ideológica del periódico y la editorial.Saber quién escribe, cómo, para quienes y dónde nos brindará una visión sobre el tratamiento de la información y poder ser cuidadosos para la elegir nuestras fuentes.

Se puede analizar la vida habitual, política y científica. Pensar sí la reconstrucción del pasado cotidiano prepara el escenario para la producción de un hito histórico. Es tarea del historiador reconocer las publicaciones o artículos que pueden ayudarle en su estudio, fotografías, publicidad, caricaturas, avisos de ocasión, esquelas funerarias, etc.


El Periodismo en el Porfiriato.

La prensa escrita es el mejor registro de la vida social de un país. “En las páginas de las publicaciones periódicas quedó consignada una versión de la historia. Los acontecimientos y personajes, el pensamiento político y las luchas entre facciones vieron en este medio el vehículo para manifestarse”[3]

Una de las funciones sociales de la prensa es brindar información, también se ofrece un punto de vista sobre los hechos, por tanto hay una carga ideológica y crítica hacia – a pesar de la lucha por que estas sean objetivas e imparciales - algún acontecimiento o personaje.

En México, durante el periodo comprendido entre 1876 y 1911, la administración pública estuvo bajo las órdenes del General Porfirio Díaz. Como presidente reelecto en múltiples ocasiones debía mostrar la eficacia de su legislación y poder legitimar su poder, por tanto en este período se dio una relación prensa – poder.

La prensa en el Porfiriato se caracterizaba por un ánimo político y analítico. “El periodismo era concebido fundamentalmente como medio para expresar ideas, manifestar posturas y hacer proselitismo” [4]este fue el núcleo de la tarea periodística, no sólo se apoyaba al régimen del General Díaz. Muchos eran subversivos y se les atacaba con la prensa, leyes o subsidio para sólo servir a la administración política.

En este periodo gubernamental había dos tipos de prensa: vigilante y combativa. El periódico fue un escenario de discusión para los liberales y conservadores. La subvención de la prensa fue un arma para terminar con la prensa oposicionista, fue fomentado por Juárez y Lerdo[5], quienes también establecieron leyes para la libertad de expresión, pero sin desacreditar el régimen.

En el gobierno de Manuel González se reformaron artículos constitucionales que permitieron la libertad de publicación, pero los escritores podían ser llevados a tribunales del orden común.

En el gobierno de Díaz empezó la persecución de las publicaciones subversivas, eran subsidiadas, para seguir redactando tenían que hacerlo a favor del gobierno porfirista.


“No fue sino hasta la segunda administración de Díaz, 1884 – 88, cuando el carácter institucional del régimen empezó a desenvolverse y su política de prensa se definió… Verdaderamente, aparte de la persecución y la violencia, el aprisionamiento por la ofensa de difamación fue el medio más frecuentemente utilizado para suprimir el periodismo de oposición”[6]

Uno de las importantes publicaciones que fueron censuradas por ser oposicionistas fue el semanario El Hijo del Ahuizote, contenía caricaturas satíricas. Los inicios de este diario se dio con Vicente Rivapalacio como crítica del gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada. Otro de los diarios que no favorecían a la administración pública fue El Correo del Lunes.

Los hermanos Magón jugaron un papel importante en la prensa escrita, recuperaron la publicación de El Hijo del Ahuizote (imagen abajo) y en 1900 fundaron el semanario Regeneración (imagen arriba), con ideología contraria al gobierno en función.



La administración gubernamental subsidió a El Partido Liberal, periódico que favorecía al régimen, posteriormente desapareció cuando le retiraron la contribución para ser publicado.

En 1896 inicia la publicación de El Imparcial, fundado por Rafael Reyes Spíndola, quien también había fundado El Universal. Fue subsidiado por el gobierno de Díaz, fue el primer periódico industrial ya que para su impresión se usaron linotipos y rotativas. El estandarte informativo era el amarillismo y artículos reivindicativos del régimen del General Díaz.


Los artículos periodísticos de finales del siglo XIX y principios del XX eran determinantes para la vida política de México, había una estrecha relación prensa – poder. El gobierno era el censor de las publicaciones, cuidaba su imagen y enaltecía sus acciones.


Entrevista Díaz – Creelman.

James Creelman un periodista canadiense de Pearson’s Magazine, en enero de 1908 realizó una entrevista al presidente en turno de México, el General Porfirio Díaz. Después de su publicación en la revista fue traducida y publicada en México por El Imparcial.

La visión general que nos brinda la lectura de la entrevista es un texto que enaltece el gobierno porfirista. El contenido de la nota fue polémico, en el, Díaz argumentaba que en las elecciones de 1910 se propondría para reelegirse por última ocasión. También daba la bienvenida a un grupo opositor que buscara el poder, a quienes no vería como un mal, sino una bendición, guiaría al nuevo partido con el fin de establecer la democracia en México[7].

La publicación de la entrevista ha sido blanco de múltiples investigaciones y revisiones historiográficas, se ha considerado como un antecedente de la Revolución mexicana de 1910.

¿Cuál era la intención de Creelman para escribir la entrevista?, ¿Por qué Porfirio Díaz accedió a ser entrevistado? Tenorio Trillo argumenta que Creelman fue pagado para entrevistar a Díaz, cabe recordar la relación prensa y poder característica del régimen gubernamental.[8]

Díaz esperaba que la entrevista diera pie a un libro sobre el progreso de México, y de esta forma legitimar su poder y hacer propaganda para las reelecciones de 1910.

Son múltiples los datos que nos puede brindar el estudio de la entrevista Díaz – Creelman, entre otras. Un estudio contextual apunta que esta entrevista también funcionó como publicidad para las reelecciones en Estados Unidos de 1908.

Con un análisis historiográfico podemos reconocer la intención del periodista y del personaje entrevistado. Una disertación sobre la actitud de los lectores sería un tema brillante para la historia social. Depende del historiador hacer de la entrevista Díaz – Creelman un hito histórico o considerarlo parte del proceso o consecuencia de la Revolución de 1910.


Conclusiones.

A lo largo de este trabajo se ha intentado mostrar la influencia de la prensa escrita en el devenir histórico, también la trascendencia de este medio de comunicación para realizar investigaciones.

La validez científica del periodismo es la garantía que tiene la historia para poder usarlo como fuente. Es necesario hacer un análisis historiográfico para poder trabajar con la publicación o el artículo en cuestión.

La historia del periodismo brinda a nuestra disciplina el conocimiento de factores determinantes para los hechos históricos, preferencias sociales, datos económicos, políticos y culturales.

La nueva historia, con particularidad la historia de las mentalidades puede ayudarnos para hacer un trabajo excepcional en el estudio de los periódicos y reconocer códigos de una sociedad en una etapa histórica determinada. Ésta es una de mis propuestas y metodología de trabajo, no considero que sea la única válida.

La prensa escrita puede ser una fuente primaria o secundaria, depende del tipo de investigación y la metodología aplicada.




[1] Ochoa Campos Moisés, Reseña Histórica del Periodismo Mexicano, México, Porrúa, 1968, pág. 14.

[2] Ibíd. Pág. 15

[3] Toussaint Alcaraz Florence, Escenario de la Prensa en el Porfiriato, México, Universidad de Colima, 1989, pág. 7

[4] Ibíd. Pág. 34

[5] Reed Torres Luis, El periodismo en México, 500 años de historia, México, Edamex, 1998, pág. 230

[6] Ibíd. Pág. 232

[7] Tenorio Trillo Mauricio, Algo más que una entrevista: la Díaz – Creelman 1908, http://www.istor.cide.edu/archivos/num_35/coincidencias1.pdf

[8] Ibíd. Pág. 119.